Una de las razones por las que decidí estudiar música fue porque un día (en el que parecía que todo me salía mal) me di cuenta de cómo algo tan sencillo como escuchar una canción podía influir profundamente en nuestro estado de ánimo, mejorándolo en cuestión de minutos. No es ningún secreto que la música ayuda a niños que presentan diferentes necesidades especiales, ya que, a través de esta, se trabaja la conexión emocional, la comunicación y las habilidades motoras, entre muchas otras.
A continuación, te sugiero algunas actividades terapéuticas que pueden realizarse tanto en casa como en el aula. Estas actividades están diseñadas para ayudar a los niños a concentrarse, comunicarse mejor y expresar su creatividad a través del juego musical.
1. El Ritmo de las Palabras
Objetivo:
Mejorar la comunicación verbal y la articulación.
Desarrollar la conciencia rítmica y la coordinación.
Materiales:
Instrumentos de percusión sencillos (tambor, pandereta, maracas) o, si no se dispone de ellos, palmadas o sonidos corporales.
Desarrollo:
Selecciona una palabra o frase corta que el niño deba aprender o practicar (puede ser una palabra que quiera aprender a pronunciar mejor o una que le interese).
Repite la palabra o frase usando un ritmo constante. Por ejemplo: “Ho-la, ¿có-mo es-tás?” (con palmadas o tambores para marcar cada sílaba).
Pide al niño que repita la palabra al mismo ritmo, haciendo el sonido o golpe en el instrumento para cada sílaba.
Puedes variar la velocidad y la intensidad del ritmo para hacerlo más divertido y dinámico.
Beneficios: Esta actividad ayuda a mejorar la pronunciación de palabras, estimula el uso del lenguaje y también mejora la coordinación al seguir el ritmo.
2. La Caja de Sonidos Mágicos
Objetivo:
Fomentar la creatividad y la exploración sensorial.
Estimular la concentración a través de la percepción auditiva.
Materiales:
Una caja o bolsa con diferentes objetos que generen sonidos (llaves, botellas con semillas, papeles que crujen, pequeños instrumentos musicales, etc.).
Desarrollo:
Coloca varios objetos dentro de la caja o bolsa sin que el niño los vea.
Haz que el niño saque un objeto y lo explore auditivamente: agítalo, golpéalo o frótalo para descubrir qué sonido produce.
Luego, pídele que cierre los ojos y trata de adivinar cuál es el objeto solo escuchando el sonido.
Para hacer la actividad más interactiva, puedes crear pequeños ritmos con los sonidos que producen los objetos y que el niño intente replicarlos.
Beneficios: Esta actividad estimula la concentración, el reconocimiento auditivo y la curiosidad. También permite que los niños expresen su creatividad mientras exploran diferentes sonidos.
3. La Banda de Percusión
Objetivo:
Desarrollar habilidades motoras y coordinación.
Fomentar el trabajo en equipo y la comunicación no verbal.
Materiales:
Diferentes instrumentos de percusión (si no se dispone de ellos, pueden usarse palmadas, golpes en las rodillas o cajas de cartón como tambores).
Desarrollo:
Organiza a los niños en un pequeño grupo y asigna a cada uno un instrumento de percusión o un sonido corporal (palmadas, chasquidos, etc.).
Tú serás el director de la banda, comenzando con un ritmo simple y pidiendo a los niños que sigan tu ritmo. Por ejemplo: “Palmada – Tambor – Palmada – Chasquido”.
Cada niño debe tocar su instrumento en su turno y seguir el ritmo marcado.
A medida que se sientan más cómodos, puedes permitir que ellos tomen turnos para ser los directores y crear sus propios patrones rítmicos.
Beneficios: Esta actividad ayuda a mejorar la coordinación motora, la atención, y fomenta la colaboración entre los niños. Al tener que seguir un ritmo colectivo, se fortalece la concentración y la comunicación no verbal.
4. Cuento Musical
Objetivo:
Fomentar la creatividad y la expresión emocional.
Mejorar la comprensión auditiva y la imaginación.
Materiales:
Un cuento corto o una historia sencilla.
Instrumentos musicales o sonidos corporales.
Desarrollo:
Elige un cuento corto que les guste a los niños. A medida que lees el cuento, asigna a cada niño un personaje o situación que debe acompañar con sonidos o música.
Por ejemplo, si en la historia se habla de lluvia, uno de los niños puede hacer el sonido de la lluvia frotando las manos; si aparece un animal, otro niño puede crear un sonido para representarlo (golpeando un tambor suave o usando maracas).
Repite el cuento varias veces, permitiendo que los niños exploren y experimenten con los sonidos de diferentes maneras.
Beneficios: Esta actividad estimula la imaginación, permite la expresión emocional a través del sonido y facilita la comprensión auditiva. Además, conecta las historias con la música, haciéndolas más vivas y accesibles para los niños.
5. La Canción de los Sentimientos
Objetivo:
Ayudar a los niños a identificar y expresar emociones.
Desarrollar la capacidad de autoexpresión a través de la música.
Materiales:
Instrumentos musicales o sonidos corporales.
Tarjetas o dibujos que representen emociones (feliz, triste, enojado, asustado, etc.).
Desarrollo:
Muestra una tarjeta con una emoción (por ejemplo, feliz) y pide al niño que haga música que represente cómo se siente esa emoción. Puede tocar un instrumento rápido para la felicidad, o un sonido más suave para la tristeza.
A medida que muestras diferentes emociones, el niño debe tratar de expresar cada una usando el sonido o la música.
Luego, puedes cantar una canción sencilla que incluya las emociones, y el niño puede acompañarla tocando un instrumento de acuerdo a lo que siente.
Beneficios: Esta actividad permite que los niños aprendan a identificar y expresar sus emociones de manera no verbal, usando la música como vehículo para liberar tensiones y comprender mejor sus sentimientos.
6. El Camino de los Ritmos
Objetivo:
Fomentar la concentración y la memoria a corto plazo.
Mejorar la coordinación motora a través de secuencias rítmicas.
Materiales:
Cinta adhesiva para marcar el suelo o alfombras de colores, instrumentos de percusión.
Desarrollo:
Coloca diferentes marcas en el suelo (pueden ser círculos o líneas) que representen distintos ritmos o acciones. Por ejemplo: la primera marca es para dar palmadas, la segunda es para golpear el tambor, la tercera es para saltar.
Los niños deben seguir el "camino de los ritmos", deteniéndose en cada marca y realizando la acción correspondiente.
Puedes variar la secuencia de ritmos y acciones, y hacer que los niños memoricen el orden de las marcas para mejorar la atención y la memoria.
Beneficios: Esta actividad mejora la concentración, la memoria y la coordinación motora, además de ser muy divertida y dinámica.
He diseñado estas actividades para que sean accesibles y fáciles de realizar tanto en casa como en el aula. A través de ellas, podemos trabajar habilidades como la concentración, la coordinación y la expresión emocional. Espero de todo corazón que encuentres alguna que te guste y la lleves a cabo.